Como cada mañana el gigante cuyos ojos se reía cada vez que un niño se iba iluminando el cuarto con sus sonrisas al escoger uno de sus muñecos, Humberto confeccionaba sus juguetes sin descanso.
El sol iluminaba el escaparate al que cada dia acudían mas y mas niños, y siempre que intuía que alguno de los niños no podía pagar... O simplemente era uno de sus niños especiales, el juguetero les regalaba los muñecos mas maravillosos, hechos y pensados solo para ellos.
Muchas de las ratillas que poblaban las calles recababan en la juguetería un dia u otro y el les buscaba lo mas adecuado para que su vida fuera un poco menos triste, que hubiera algo de calor y risas en sus vidas y no tuvieran que crecer tan pronto... Si por el fuera pondría un orfanato pero lo único que había sabido siempre hacer eran juguetes y así debía seguir siendo. El solo podía ser el creador de los sueños de los niños, y aunque esperaba que cada niño encontrase un destino mejor que el que ahora tenia, contra eso no le dejaban hacer nada.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
El juguetero de la triste figura
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